No Te Hagas Ningún Mal

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Querido lector:

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 16:23 al 32, se nos relata el siguiente acontecimiento:

v. 23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los
guardase con seguridad.

v. 24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en
el cepo.

v. 25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.

v. 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se
sacudían; y al instante se abrieron todas la puertas, y las cadenas de todos se soltaron.

v. 27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a
matar, pensando que los presos habían huido.

v. 28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.

v. 29 El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de
Silas;

v. 30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

v. 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

v. 32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.

Es fácil ver lo que hacen las personas que siguen sus propios deseos, como quería hacer este carcelero queriendo quitarse
la vida.

Pero... ¿quién es el que pone estos deseos en la mente y en el corazón de los hombres y las mujeres? Éste es el mismo
diablo, él es: "el que ha sido homicida desde el principio" (S. Jn. 8:44), es además el provocador mentiroso, culpable
de todos los males, guerras, crímenes y suicidios que han actualmente en el mundo. Él es tu peor enemigo, porque seduce
tu alma, engañándola (porque es mentiroso y padre de mentira, S. Jn. 8:44); que te pone delante tus propios fracasos en la
ida, y te incita a la desesperación y al suicidio; y no sólo esto, sino el hacer toda clase de maldades que son pecado delante
de Dios, como: el adulterio, la fornicación, la inmundicia, la lascivia, la idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos,
iras, contienda, disensiones, herejías, envidia, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas (Gálatas
5:19-21). Sí, amigo, reconócelo, están siempre dispuestos para hacer todas estas clases de males y locuras, sin importarles
nada incluso ni su propia vida.

Y tú también eres culpable de muchas de estas cosas, y no tienes excusa delante de un Dios Santo, eres también culpable
de haberte dejado engañar por el diablo, y lo mismo que Pablo decía al carcelero; Dios te dice ahora a ti también: "NO
TE HAGAS NINGÚN MAL", y el peor que podrías hacerte hoy es el de no escuchar la voz de Dios llamándote al
arrepentimiento; permíteme que te llame "amigo" y permíteme también decirte que no sigas escuchando al que hasta ahora
te está engañando; él es el engañador por excelencia y príncipe de este mundo, el inspirador de todo el mal que el hombre
hace en este mundo, y del cual ellos son los únicos responsables ante Dios, y que tiene dominio sobre todos aquellos que
no reconocen la autoridad de Dios, ni le temen.

Aún hay tiempo al igual que para el carcelero de Filipos, también para ti, no dejes que pase más tiempo y no te hagas ya
más mal a ti mismo despreciando el consejo.

Hay Uno que busca tu bien, aun hoy en tu desesperación, o en tu aparente alegría. Él tuvo que cargar con todos tus
pecados y los míos, tuvo que ser despreciado, abofeteado, escupido y por fin crucificado. Él tuvo que cargar con todo ese
mal que no quiere que tú tengas que sufrir, porque lo sufrió por ti y por mi. Da ese primer paso de fe hacia Jesús, Él que
fue crucificado, y resucitado pues sólo Él puede ayudarte. Sólo en Él encontrarás paz y salvación; ninguna religión, ningún
ombre, nadie, ni nada podrá ayudarte. Sólo Él puede librarte de todos tus pecados: presentes, pasados y futuros (1 Juan
1:7).

Sí, amigo, ven hoy mismo al encuentro del Señor Jesucristo, todavía hoy estás a tiempo.

"Y en ningún otro hay salvación porque no hay otro hombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser
salvos" (Hechos 4:12).

Si así lo crees y lo haces, tú peor enemigo, el diablo, ya no podrá hacer contigo lo que quiera. Reconoce que estás perdido
y acepta al Señor Jesucristo como tu salvador personal, y podrás vencer al diablo y el pecado, y el Señor Jesucristo
cambiará por completo tu vida.

"Y él nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados" (Efesios 2:1-5).

por Juan Soldado Medina, Centro Bíblico, Apdo. 202, Huesca, España http://www.ctv.es/USERS/discipulo